Wednesday, June 10, 2009

Tres poemas de Jean-Joseph Rabearivelo


(Traduccion del francés de Juan Abeleira. El libro está en Ediciones Hiperión)




XV

No te engañes,
tú que pareces un pajarillo
extraviado en el bosque nevado que se extiende
hasta el pecho de Tagore,
de Whitman y de Jammes,
cuyas obras reemplazan la cruz sobre tu cama,
pues no es la vejez del mundo
ni la del día varias veces milenario
la que se acaricia aquí la barba blanca
y espesa como el olvido,
como la esperanza y como la bruma de las mañanas tórridas,
allá, encima de todas las montañas,
astrólogo interrogando a las estrellas
y fumando una pipa de barro.
Es su juventud, oh hijo mío,
la juventud eterna del mundo:
metamorfoseada
(tal vez gracias al canto de tus poetas preferidos
que crean para ti una religión
en ese insondable silencio
poblado de columnas y de ríos,
de vivos y de muertos),
ya no es sino la sombra de todo el pasado
y ya no escucha sino este único presente.

XVI

Innumerables manos herrumbrosas
-olas, sombras, humaredas-
escardan y acodan
una zarza
invadida de yerbas agigantadas
de las que tan sólo surgen pájaros ciegos.

¿Qué pueden recolectar, estando ya tan cansadas?
¿Qué habrá entre sus dedos de viento?
Algunas bayas blandas y negras a fuerza de enrojecer
se han convertido ya en múltiples setas
a orillas de ese río sin piraguas
para embarcar todas esas cestas de frutos nocturnos.

XVII

El vidriero negro
cuyas pupilas innumerables nadie ha visto jamás
y a cuya chepa nadie se ha subido aún,
ese esclavo engalanado de perlas de bujería,
tan robusto como Atlas
y que se lleva los siete cielos sobre su cabeza,
parece como si el río múltiple de las nubes fuese a arrastrarlo,
el río que ya ha mojado su pampanilla.

Miles de fragmentos de vidrio
caen de sus manos
pero rebotan hacia su frente
castigada por las montañas
donde nacen los vientos.

Y tú asistes a su suplicio cotidiano
y a su labor interminable;
asistes a su agonía de hombre herido por el rayo
cuando resuenan en las murallas del Este
las caracolas marinas-
pero ya no sientes piedad por él
y ya ni siquiera recuerdas que de nuevo comienza a sufrir
cada vez que naufraga el sol.

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P.d Elecciones del parlamento europeo. En España gana la derecha. Pese a los escándalos de corrupción. En Italia también, pese a las fiestecillas con menores del primer ministro. La gente lo sabe. La gente aún así les apoya. Al final va a ser verdad que uno tiene el gobierno que se merece. Qué asco. Oh, Jean-Joseph, no es evación leerte, sino comerse los ojos con un poco más de dulzura. Pinchar en su nombre y sabes un poco más de él.

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