Thursday, August 24, 2006


Una berenjena triste. Se acaba el verano, y ya en Septiembre volvemos a la normalidad. Acabo de enviar a concurso otro inédito a ver si salta de nuevo la liebre, aparte, de que es necesario desempolvar y quitarle las telarañas a los bolsillos. He cumplido el pasado 19 de este mes gatuno 31 años. El 3 se lee como la trinidad, por lo tanto, se refiere al cierre de un ciclo: el uno, su opuesto, y la puerta de clausura. La influencia del espíritu sobre la materia. El 1 siempre es una partida creadora, generadora (activa). 31 se reduce al 4: se refiere a la realización de una idea que antes se ha gestado: quizás los números me den a entender que probablemente a partir de los 31 comienza un proceso de aterrizaje de ideas antes pensadas, la cristalización, la concreción, lo que dará a luz. En fin. La berenjena triste se parecía un poco a esto. Luego la cociné y resultó sabrosa.

7 comments:

baudelaire3 said...

Pedro: en el blog de la Rocío me dices que está difícil la cosa. Aquí o en el hotmail cuéntame detalles. 31 no es nada, espérate a los 35. Estoy dedicado a mi tesis de novelas policiales, pero me arranco para leer tu blog y otros, como el de Julio o el de la Rocío. ¿Mandando inéditos? Yo tb., me parece un ejercicio saludable. Saludos a Manuel, C

Anonymous said...

No estés triste. Todos estamos en la ruta de la edad, aquí no hay mapa que valga.
Abrazos desde Logroño.

Fóbico said...

No sé, creo que no confío tanto en los números como en mi madre, aún no le pierdo el afecto y a los números sí.

Pienso que el treita y uno, se lee mejor con palabras, las palabras tienen el poder de decirlo todo, desde un color, hasta una caricia, e incluso, los tan cuestionados números.

Leonardo said...

bueno la numerología permite darle sentido a muchas cosas. yo no sé a veces prefiero vivir asi como un pajarito sin saber mucho. mm.. el tema de la edad es complicado. yo sé que ahora quiero puro ser adulto y cuando sea mayor me preguntaré por que queria crecer.
bueno por lo menos estabas en verano ^^
saludos

Unknown said...

Me desconecto un poco del género para contarte las nuevas que no hemos tenido tiempo de compartir. ya he cambiado de morada, he dejado la trsiteza y melancolía de nuestro sur adorado por los asfaltos renovados de la Alameda capitalina. Cambié la fría casona de Perez Rosales por un cubículo acolchonado del servicio público junto a La Moneda. La numerología también me va por acá, entre estadísticos y administradores públicos, yo guerreo con las letras y el género y me tiene contentísimo, aunque el corazón sangra, más que nunca y como siempre, todo a la vez.
A propo de numerología, qué me dices del 29. A mí me huele a cambios, a rocío de otra mañana en otros lares. Mi entorno hogareño no es el que soñé pero me siento reguardado, a ratos, hasta que quedo a solas con mi corazón. Es dura la soledad tan concurrida... quién fue que dijo esa frase? claro que no es mía.
Caricias desde Stgo.

Pedro Montealegre said...

Cristián: ya te respondí en un email. Un abrazo.

KB: ¿Cómo se lo pasaron con Quique en Logroño? Ya me dirás algo ¿Aún tengo la oportunidad de ir a verles? Un besote.

Nicolash: uno generalmente piensa en los números como representantes de una objetividad a veces molesta, fría, calculadora: pues intento verlos, en esta oportunidad, desde un punto de vista no tan cuadrado, y vincularlos con la magia. Quizás eso necesitemos -alejémonos por favor de cualquier cursilería generada al respecto-: de un sortilegio para sobrevivir.

Lillen: A veces resultá más cómodo no saber mucho, pero por otra parte, cuando ya te entran ganas de saber más, es demasiado tarde. Suelo ser muy distraído y no había caído en cuenta de que no eras "aún" un adulto.

Mauro: el 29 se reduce al 2: conflicto, lo que se opone al entero. Consecución del equilibrio o amenazas latentes. Pero el 9 de tus veintinueve quizás relativiza eso, poque de alguna manera te dice porque actualmente estás haciéndote cargo del costo necesario (muchas veces algo tenso) para salir triunfante a la meta. Un abrazo.

L.M. said...

Pedro, mientras más estudio la numerología, más admiro a Pitágoras y a Confucio, más disfruto a Roque Dalton y a su poema contra las Matemáticas, y más entiendo al profesor del Instituto que siempre me supendía, una y otra vez, por mirar una foto de Vallejo donde éste (Vallejo) aparecía apoyado en un bastón bastante similar al número 1.